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17/01/2018
Al abandonar Triacastela el Camino se bifurca e irremediablemente tendréis que tomar una decisión: continuar por las aldeas de A Balsa y San Xil o atravesar el antiguo Sámanos (Samos), como denominaban los godos a aquellos enclaves donde se reunían a rezar las personas que dedicaban sus vidas a Dios. Samos es, sin duda, uno de los lugares con mayor peso histórico y mayor tradición religiosa del Camino.

Lo atestiguan, además de su propio nombre, sus monumentos y sus leyendas, como la que sirvió para bautizar al primero de los lugares simbólicos que encontraréis si escogéis la variante que atraviesa esta villa. Nos referimos al Desfiladero de Penapartida, una zona por donde pasa la carretera y el río Oribio rodeados de peñascos y vegetación. Se dice que en este punto la Virgen, en su peregrinación hacia Compostela, se encontró con una roca de grandes dimensiones que le impedía el paso. Mandó bajar a los ángeles y les pidió que la destruyeran con un rayo. De ahí su nombre; ya que dicha roca (“pena” en gallego) quedó partida para que la Virgen prosiguiera su camino.

El Desfiladero de Penapartida da paso a un tramo de la ruta conocido como Camino Real por ser la vía que utilizaban los reyes para acceder al monasterio de Samos, uno de los cenobios más antiguos de todo Occidente. Construido en el año 906, su grandiosidad y belleza explica que muchos peregrinos prefieran atrasar 5 kilómetros y no ir por San Xil.

En las cercanías es del monasterio es muy visitada la Capilla del Salvador o del ciprés, levantada a finales del siglo IX. Es uno de los pocos templos mozárabes que se conservan en Galicia y en el año 1944 fue declarada Monumento Nacional. Le da nombre el ciprés milenario que se levanta a sus pies, incluido entre los 50 árboles singulares de España. Con 25 metros de altura y más de 3 de diámetro, la sobriedad y la imponente serenidad del ciprés de Samos fue inmortalizada en los versos de uno de los poetas gallegos más famosos; Ramón Cabanillas:

O tronco forte, ríxido e cincento
enmantado en follaxe verdemoura,
vive sereno, estático, calado,
místico ensoño.

El famoso ciprés es sólo el icono más visible de una comarca muy rica en recursos naturales. Destaca el conjunto geográfico de Lóuzara, que constituye una gran reserva natural para el municipio de Samos y que os llamará la atención por su accidentada orografía, con altas montañas y profundos valles.

De ahí salen los recursos que constituyen otro de los atractivos de Samos; su gastronomía. Son especialmente recomendables sus truchas y anguilas, cuya forma única de preparación atrae a Samos a cientos de comensales durante la temporada de pesca. Además, esta localidad puede presumir de tener una repostería artesanal propia. Entre sus propuestas destacan los bizcochos de Manjarín, ideados en los fogones del monasterio hace más de 250 años. ¡No dejéis de probarlos!

Como podéis ver, son muchos los atractivos que ofrece esta localidad. Quizás por eso en la etapa Triacastela – Sarria, la variante de Samos, que tradicionalmente ha sido secundaria, acoge a un número cada vez mayor de peregrinos. Una de las ventajas que ofrece es la concentración de servicios y locales de hostelería, escasos o prácticamente inexistentes en la variante más tradicional, la de San Xil. Como contrapartida, cuenta con algunos aspectos negativos, como dos grandes tramos que circulan por asfalto. Nada que no puedan compensar las hermosas vista sobre el valle de Samos y el propio disfrute de su monasterio.

La etapa entre Triacastela y Sarria por Samos tiene un recorrido de 21 quilómetros y se caracteriza por las constantes subidas y bajadas, con varios tramos de pendiente superiores al 20%. El itinerario os deparará zonas de cierta peligrosidad, ya que el camino es la propia carretera (sin arcenes ni aceras), y otras de total seguridad y tranquilidad dominadas por bosques de frondosos castaños y robles.

Prestad atención, porque el camino os deparará interesantes muestras del románico rural gallego, puentes antiguos, lavaderos tradicionales e incluso conjuntos etnográficos de gran valor, como los molinos de Renche, a 16 quilómetros de Sarria.

No es poco lo que ofrece la variante de Samos; un lugar de paso no obligatorio pero sí una opción muy recomendable.

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